Síguenos en

  • Ir a Cermi en facebook.
  • Ir a Cermi en twitter.
  • Ir a Cermi en Linked in.
  • Ir a Cermi en Instagram.
  • Ir a Cermi en Youtube.

CERMI.ES semanal el periódico de la discapacidad.

sábado, 11 de octubre de 2014cermi.es semanal Nº 139

Ir a Cermi en Instagram.

"4,32 millones de personas con discapacidad,
más de 8.000 asociaciones luchando por sus derechos"

Los raros

Frida o el dolor transfigurado en óleo

Por Esther Peñas

06/10/2014

La cantante costarricense Guadalupe Urbina compuso para ella una bella canción: “Frida tiene la mirada perdida y la cadera rota, Frida tiene una lágrima larga y una pierna corta, Frida es una loca flor, una emoción intensa de colores, una luz implacable que se clava en la laguna densa de mi canción...” Habla, no puede ser otra Frida, de la pintora mejicana Frida Kahlo (Coyoacán, 1907-1954), una artista que no se sabía como tal porque su vocación primera fue convertirse en médico.

La columna quebrada, de Frida KahloLa vida, que tantas veces nos agarra el baile con el pie cambiado, desatendió sus expectativas, tiñéndolas de sobresalto ensabanado: un accidente de tráfico (el autobús en el que viajada fue embestido por un tranvía) le fracturó por tres partes la columna (además de quebrar en once partes su pierna derecha, dislocar su brazo y violentar su virginidad). Su recuperación fue lentísima y su dolor desorbitado.
 
Y eso que Frida ya estaba acostumbrada al dolor. Una poliomelitis acortó una de sus piernas, obligándole a una cojera que ella siempre quiso que se convirtiera en un balanceo único y mágico (“¿para qué quiero pies si tengo alas para volar?” escribió en su diario). No podía jugar con los demás niños, no podía correr como se corre desde la embriaguez de la infancia, sintiéndose uno inmune, ajeno a la muerte, a la pérdida, no podía esconderse de los otros para que los otros celebrasen su encuentro... así que fue enramando su propio recinto de libertad que se ensanchó tras aquel choque que le cambió la vida. 
 
Postrada en cama, Frida comenzó a pintar. Pintura como acequia de vida. Óleo para ungir la soledad de plenitud. Lienzo para abrigar del frío. Pincel para batirse en duelo con el duelo. 
 
Su primer autorretrato es de 1926. De él destaca esa mirada serena y segura de quien es observada desde la vulnerabilidad. Los rasgos mostrados dejan pistas (indicios, síntomas) de su personalidad: carácter, sensualidad, energía, ternura. 
 
Frida Kahlo y Diego de RiveraPoco a poco su estilo se torna más complejo. Poco a poco -coincide en el tiempo-, su personalidad se impregna de las ideas que aquilata el Partido Comunista, en cuyas reuniones conoce a Diego de Rivera, también pintor, con quien contrae matrimonio tres años después, en 1929 (las nupcias del elefante y la paloma, como las denominaron algunos, por la inmensidad física de él, y la delicadeza de ella).
 
La pareja no conoce el equilibrio emocional (o sí, a su manera), la pareja se sustenta en un intenso vaivén de pasiones extremas. Ambos mantienen relaciones externas (Frida con mujeres y con hombres) pero una de ellas desgarra, la de Diego con la hermana pequeña de la pintora. Finalmente, en 1939, se divorcian. 
 
Frida se vuelca en la pintura. Más de un tercio de sus óleos son autorretratos. Se mira. Se acepta (¿se acepta?). Utiliza colores brillantes y vivos que deslumbran. La personalidad de Frida epata. Acaricia. Seduce. Es imposible no sentir el roce de su tacto. Sus constantes pueden sintetizarse en dolor, sensualidad y soledad. Pero desde los retratos lúgubres y un tanto envarados del comienzo a la explosión de vitalidad enraizada encontramos muchas Frida. La que adopta la cultura indígena, la que reza a través de los exvotos, la que a la postre, a causa de los sedantes -el dolor desencaja- sus pinceladas no aciertan. 
 
Lo que el agua me dio, de Frida KahloEl pelo como reflejo de su estado de ánimo, un cabello díscolo, o enmarañado, o rígido y sujeto. Todo apunta a su alma y lleva adorno (los ornamentos no son casuales tampoco); lo que llena su soledad, lo que cerca el vacío, lo que desplaza el espacio pictórico; los vestidos, que hablan por ella (los tradiciones, los huaraches indígenas, los sencillos y los inagotables); sus dioses precolombinos, sus joyas –atributos de su persona en el brillo-; la exuberante y sugerente vegetación en la que se recrea, sus frondosidades, sus cactus, sus plantas (se resume y se expande en ella); la ausencia de sonrisa (Frida sufre en el mundo, a Frida le duele la vida). Nada es fortuito. Todo tiende a restituir lo perdido. Hasta (o sobre todo) sus trenzas cortadas.  El detalle casi pueril y el incendio de lo trágico. La crudeza. Lo delicado en la esencia del amor. 
 
Los médicos le recomiendan reposo absoluto. Acude a su exposición individual en México D.F., la primera y última en vida, en una cama de hospital. Gómez de la Serna, tan dado a apariciones delirantes, hubiera caído rendido a su  encanto. Poco después, tienen que amputarle una pierna por gangrena. Frida no encuentra fuerza para mantenerse. Se desentiende en una depresión e intenta suicidarse. Muere a los 47 años, de embolia pulmonar. Su casa, ‘La casa azul’, se transforma en un museo que la celebra. 
 
Quién sabe si entre tela y deseo, beso y exabrupto de Rivera, amante y despecho, reconocimiento y amputación, oración y caricia entre las manos fue capaz de conseguir aquello que dejase escrito: “El arte más poderoso de la vida, es hacer del dolor un talismán que cura. ¡Una mariposa renace florecida en fiesta de colores!” 
 
De Frida resta decir que es un personaje raro. Raro a la manera que explicó Rubén Darío: “El común de los lectores acostumbrados a los azucarados jarabes de los poetitas sentimentales o solamente de gusto austero y que no aprecian sino la leche y el vino vigoroso de los autores clásicos vale más que no acerquen los labios a las ánforas curiosamente arabescas y gemadas de los cantos ya amorosos ya místicos ya desesperados de este poeta ya que en ellos está contenidos un violento licor que quema y disgusta a quien no está hecho a las fuertes drogas de cierta refinada y excepcional literatura modernísima. Se trata, pues, de un raro”.
  • facebook
  • twitter
  • linked in
  • enviar a un amigo
  • imprimir noticia

Con el apoyo de:

  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Secretaría de estado de servicios sociales. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Fundación ONCE. Abre una ventana nueva.
  • CERMI. Innovación social en discapacidad. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de El Goberno de España - Ministerio de Asuntos sociales, unión europea y cooperación. Abre una ventana nueva.
  • Logotipo de la Hablamos de Europa Abre una ventana nueva.

    ¿Dónde estamos?

    Calle Recoletos, 1 Bajo, 28001 Madrid - España